Crimen organizado amenaza al transporte de carga en Chile: Aumentan robos y se tensiona la industria logística
Con un alza del 31% en los robos durante lo que va de 2025, la seguridad del transporte de carga en Chile atraviesa una de sus peores crisis.
El transporte de carga en Chile enfrenta una de las crisis más complejas de los últimos años, marcada por la creciente infiltración del crimen organizado en la industria logística. Lo que antes era considerado un riesgo operativo más dentro del rubro, hoy se ha transformado en una amenaza sistemática que compromete la seguridad de los conductores, la continuidad del servicio y la estabilidad de toda la cadena de suministro.
Mafias organizadas y robos cada vez más sofisticados
Diversas investigaciones periodísticas e informes del sector han alertado sobre la aparición de mafias estructuradas, compuestas por grupos de hasta diez personas con amplio conocimiento de rutas, horarios y protocolos de transporte. Estos delincuentes utilizan tácticas avanzadas como bloqueadores de GPS, interceptaciones en carretera, falsos controles policiales y desacoplamiento de remolques, lo que ha elevado significativamente el nivel de riesgo.
Las cifras reflejan la gravedad del problema. Solo en 2024, zonas como el puerto terrestre de Los Andes y el Mercado Cardonal registraron más de 60 ataques a transportistas, un aumento del 150% respecto al año anterior. En lo que va de 2025, el número de robos ha subido un 31% adicional.
Las zonas más afectadas y los productos más codiciados
La Región Metropolitana concentra el 47% de los robos, seguida por el norte del país (26%), la zona costera (18%) y el sur (14%). La selección de los cargamentos también muestra un patrón claro: tecnología (35%), alimentos (20%), vestuario (11%) y bebidas alcohólicas (7%) son los productos más robados. Un caso particular es el del salmón, cuyo robo ha aumentado un 47% en los últimos dos años, generando especial preocupación en el sur.
El impacto en las aseguradoras y el rediseño del riesgo
Este escenario ha puesto en alerta a la industria aseguradora. La mayor frecuencia y complejidad de los siniestros ha provocado un alza de hasta un 40% en las primas de seguros para algunas empresas de transporte, junto con mayores exigencias de seguridad para acceder a coberturas.
Muchas compañías se ven obligadas a reformular sus estrategias de aseguramiento, incorporando seguros para robo violento, rastreo vehicular y servicios de custodia en rutas críticas. Sin embargo, cerca del 30% de las empresas aún no cuentan con monitoreo activo de flota, lo que no solo las expone a mayores riesgos, sino que incluso podría derivar en la negación de coberturas al momento de un siniestro.
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Consecuencias humanas y operativas
Más allá de las pérdidas materiales, los conductores de camiones son quienes enfrentan el mayor peligro, muchas veces víctimas de violencia física o psicológica. A esto se suman los efectos operativos: interrupción de servicios, perjuicio financiero y daño reputacional, especialmente para aquellas empresas que carecen de una asesoría adecuada para la tramitación de seguros, un proceso que en algunos casos puede extenderse por varios meses.
Un giro estratégico desde el sector asegurador
Ante esta realidad, varias aseguradoras están adoptando un enfoque más estratégico. No solo ofrecen coberturas especializadas, sino también asesoría integral, gestión activa de siniestros, capacitación a transportistas y tecnología de punta como sistemas anti-jamming y monitoreo 24/7, con el fin de anticipar y mitigar los riesgos.
Una urgencia nacional
La logística es un pilar esencial para el funcionamiento económico de Chile. La creciente fragilidad del sector frente al crimen organizado exige una respuesta coordinada entre el sector privado y las autoridades. Asegurar la carga ya no es una opción, es una necesidad crítica. Pero más allá del seguro, lo que está en juego es la capacidad del país de proteger un sistema vital, que permite que millones de productos lleguen a su destino todos los días.
La seguridad del transporte de carga debe dejar de ser una preocupación empresarial aislada y convertirse en una prioridad nacional.