Transporte pesado en Chile enfrenta serios desafíos por falta de infraestructura y tecnología
Santiago, Chile. El transporte pesado es una columna vertebral de la economía chilena. Es el principal medio utilizado para movilizar grandes volúmenes de carga, maquinaria y materiales esenciales para sectores estratégicos como la minería, la construcción, la agroindustria y la logística de exportación. Sin embargo, este sector enfrenta importantes cuellos de botella que dificultan su operación eficiente, segura y sostenible.
Uno de los principales problemas radica en la congestión vial y la carencia de infraestructura adecuada para vehículos de gran tonelaje. A esto se suman estrictas regulaciones de tránsito, planificación deficiente de rutas, condiciones climáticas adversas y el desgaste natural de las vías. Estos factores no solo incrementan los costos operativos, sino que también generan retrasos y riesgos para la seguridad vial.
Según datos del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, cerca del 70% de la carga terrestre en Chile se transporta mediante camiones. No obstante, un estudio de la Asociación Nacional de Transporte de Carga (ANTC) reveló que el 45% de los transportistas experimenta retrasos recurrentes por congestiones y desvíos no planificados. Esta situación impacta directamente la continuidad productiva de sectores que dependen de una logística precisa.
Para Enzo Beltrán, subgerente de camiones Chevrolet para Coseche, el desafío va más allá de contar con una buena flota:
“Hoy el mayor desafío para las empresas de transporte no está solo en tener una buena flota, sino en operar en un entorno logístico cada vez más exigente. La clave está en articular mejor a los distintos actores del ecosistema: autoridades, proveedores de flota, operadores y clientes, para anticiparse a los cuellos de botella y encontrar soluciones eficientes”, afirmó.
Beltrán también destacó que muchas empresas están optando por flotas especializadas, especialmente en rubros como la minería y la construcción. “No se trata solo de fuerza o capacidad de carga: hoy el rendimiento se mide por la autonomía, la resistencia y la tecnología integrada que permita detectar fallas de manera preventiva o ajustar rutas sobre la marcha”, explicó.
Otro reto importante es el cumplimiento normativo. Las regulaciones para vehículos pesados, aunque necesarias para garantizar la seguridad vial, a menudo generan complicaciones operativas en zonas urbanas con restricciones horarias o de tonelaje. “Adaptarse a estos requerimientos exige una planificación minuciosa y un conocimiento técnico profundo sobre la operación y el tipo de camión adecuado para cada escenario”, indicó.
En este contexto, Beltrán hizo un llamado a fortalecer la colaboración público-privada, con políticas orientadas a mejorar la infraestructura vial, establecer corredores exclusivos para camiones y actualizar la normativa técnica.
“Diseñar políticas que mejoren la capacidad vial, promover espacios de circulación para carga pesada y actualizar la normativa técnica son pasos esenciales para mejorar la competitividad logística del país”, enfatizó.
Además, subrayó la necesidad de capacitar a los conductores, especialmente en un contexto de avance tecnológico. “Un camión moderno no solo requiere mantenimiento especializado, sino también un conductor que sepa operar eficientemente. Ahí hay una oportunidad clave para reducir accidentes, bajar costos y aumentar la productividad del sistema”, agregó.
Para Beltrán, el futuro del transporte pesado en Chile dependerá de la capacidad del país para modernizar su infraestructura, tecnificar su flota y profesionalizar aún más su capital humano:
“Hoy el desafío no es solo mover carga: es hacerlo de forma más segura, más rápida y con menor costo. Y eso solo se logra con infraestructura adecuada, vehículos preparados y operadores bien entrenados. El futuro del transporte pesado en Chile va por ahí”, concluyó.