En un hito trascendental para la fuerza laboral chilena, el país sudamericano se prepara para implementar una medida que promete transformar la dinámica laboral: la reducción de la jornada de trabajo de 45 a 40 horas semanales. Después de seis años de intensas discusiones, la iniciativa, originalmente presentada en 2017 por las diputadas Camila Vallejo y Karol Cariola, finalmente verá la luz, marcando un avance significativo en el bienestar de los trabajadores.
El cambio, que entrará en vigencia en una primera etapa, beneficiará a aproximadamente 4,7 millones de trabajadores en el país. Además de garantizar una semana laboral más equilibrada, la ley contempla disposiciones para proteger los ingresos de los trabajadores, prohibiendo a los empleadores reducir los salarios una vez que se complete la reducción completa de la jornada. Se proyecta que la disminución total a las 40 horas se logrará en un lapso de cinco años, lo que representa un paso crucial hacia una mayor calidad de vida laboral.
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Sin embargo, la implementación de esta normativa no ha estado exenta de controversia. En los días previos a su entrada en vigor, el Ejecutivo y los gremios empresariales han protagonizado un intenso debate sobre la interpretación del texto legal, especialmente en lo que respecta al descuento de la primera hora del día en 12 minutos, distribuidos a lo largo de la semana laboral.
La primera etapa de la ley, que comenzará el viernes 26 de abril de 2024, marcará el inicio de la reducción de una hora de trabajo por semana. Este proceso se llevará a cabo de manera gradual, con un plazo máximo de hasta cinco años para su completa implementación, alcanzando su totalidad en 2029. Durante este período de transición, las empresas podrán adaptarse gradualmente al nuevo régimen, con la posibilidad de implementar jornadas de cuatro días de trabajo de 10 horas para descansar tres días, o promediar la jornada en un período de cuatro semanas, con un límite de 45 horas semanales.
A pesar de las preocupaciones planteadas por el sector empresarial, la reducción de la jornada laboral representa un avance fundamental hacia una mayor equidad y bienestar para los trabajadores chilenos. Con esta medida, Chile se posiciona como un referente en la búsqueda de un modelo laboral más humano y justo para todos.
Fuente: El País
