En un esfuerzo por mejorar la eficiencia del transporte público en Santiago, el ministro de Transportes, Juan Carlos Muñoz, junto con otras autoridades, anunció el inicio de la marcha blanca de un nuevo sistema de monitoreo que busca garantizar el uso correcto de las vías exclusivas y las pistas “Sólo Bus”. Este proyecto, que consiste en la instalación de 50 nuevas cámaras en puntos estratégicos de seis comunas del Gran Santiago, promete reducir los tiempos de viaje en hasta un 30% y aumentar la capacidad de transporte. Sin embargo, la pregunta que surge es si estas medidas son suficientes para enfrentar los desafíos más amplios que enfrenta el sistema de transporte en la capital chilena.
Contexto y objetivos del proyecto
El lanzamiento de la marcha blanca, que se llevará a cabo entre el 12 de agosto y el 29 de septiembre, marca un paso significativo hacia la modernización del transporte público en Santiago. Durante este periodo, las autoridades enviarán partes de cortesía a aquellos conductores que hagan un mal uso de las vías exclusivas, como una medida educativa antes de comenzar a imponer sanciones.
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Según el ministro Muñoz, el principal objetivo de este proyecto es garantizar que los buses del transporte público puedan ofrecer un servicio de calidad al circular por vías exclusivas que les permitan evitar los congestionamientos vehiculares. “Cuando los buses andan más rápido, podemos llegar más rápido a nuestro destino, y los buses pueden dar más vueltas por hora, lo que reduce nuestros tiempos de espera, aumenta la capacidad de transporte”, afirmó el ministro. Este enfoque busca, en última instancia, mejorar la experiencia de los usuarios del transporte público, quienes dependen diariamente de estos servicios para sus desplazamientos.
Impacto en la movilidad urbana
Uno de los principales beneficios de las vías “Sólo Bus” es la reducción en los tiempos de viaje, que según el ministro, podría llegar al 30%. Este dato es especialmente relevante en una ciudad como Santiago, donde la congestión vehicular es un problema recurrente que afecta la calidad de vida de sus habitantes.
La instalación de estas nuevas cámaras de monitoreo se suma a los 194 puntos que ya existen en la ciudad, con una proyección de llegar a 300 puntos para el año 2026. Esta ampliación es vista como una necesidad urgente para hacer frente al crecimiento constante de la demanda de transporte en la capital. No obstante, si bien el aumento de puntos de monitoreo es un paso en la dirección correcta, la efectividad real de estas medidas dependerá en gran medida de cómo se gestionen y mantengan a largo plazo.
Desafíos y críticas
A pesar de las promesas de mejoras en la eficiencia del transporte público, la implementación de estas nuevas cámaras no está exenta de críticas. Algunos sectores cuestionan si este tipo de soluciones tecnológicas realmente abordarán las causas subyacentes de los problemas de movilidad en Santiago.
Uno de los principales desafíos es la infraestructura vial existente. Las vías exclusivas y las pistas “Sólo Bus” están diseñadas para mejorar la circulación de los buses, pero la falta de mantenimiento adecuado y las constantes intervenciones urbanas pueden limitar su efectividad. Además, la creciente cantidad de vehículos particulares en la ciudad continúa generando altos niveles de congestión, lo que podría contrarrestar los beneficios esperados de las nuevas cámaras de monitoreo.
Por otro lado, algunos críticos señalan que el enfoque en el monitoreo y la sanción puede ser visto como una solución parcial que no aborda los problemas estructurales del transporte público en Santiago. Si bien es cierto que mejorar la velocidad y eficiencia de los buses es fundamental, también es necesario considerar aspectos como la renovación de la flota de buses, la ampliación de la cobertura del sistema y la mejora de la interconectividad con otros medios de transporte, como el metro y las bicicletas.
La reacción de los ciudadanos
La reacción de los ciudadanos ante la implementación de las nuevas cámaras ha sido variada. Mientras que algunos usuarios del transporte público ven con buenos ojos la posibilidad de un servicio más rápido y eficiente, otros se muestran escépticos sobre la capacidad del gobierno para implementar cambios significativos que realmente impacten su día a día.
Un punto de preocupación para muchos es la posible “caza de brujas” que podría derivarse del uso masivo de cámaras de monitoreo. Aunque en la fase inicial solo se emitirán partes de cortesía, algunos conductores temen que el sistema se convierta en una fuente de multas que no necesariamente se traduzcan en mejoras en la movilidad urbana.
Por otro lado, usuarios frecuentes de los buses expresan su esperanza de que estas medidas realmente contribuyan a mejorar los tiempos de espera y la comodidad de sus viajes. “Es frustrante ver cómo los buses quedan atrapados en el tráfico, mientras uno está apurado para llegar al trabajo. Si estas cámaras pueden ayudar a que los buses se muevan más rápido, entonces estoy a favor”, comentó Claudia Martínez, una residente de Recoleta.
La expansión del proyecto
El despliegue de las nuevas cámaras de monitoreo es solo el comienzo de un plan más amplio para mejorar la movilidad en Santiago. Las 50 cámaras instaladas en comunas como Independencia, Recoleta, Renca, El Bosque, San Bernardo y Santiago representan una primera fase que se espera expandir en los próximos años.
La meta de contar con 300 puntos de monitoreo para el 2026 refleja el compromiso del gobierno con la modernización del sistema de transporte público. No obstante, para que este plan tenga éxito, será necesario un enfoque integral que incluya no solo el monitoreo y la sanción, sino también inversiones en infraestructura, mejoras en la gestión del tráfico y políticas que fomenten el uso del transporte público sobre el vehículo particular.
La implementación de nuevas cámaras de monitoreo en las vías exclusivas y pistas “Sólo Bus” de Santiago es un paso importante hacia la mejora del transporte público en la ciudad. Sin embargo, la verdadera efectividad de esta medida dependerá de cómo se gestione en el contexto de un sistema de transporte más amplio y complejo.
Si bien las cámaras pueden contribuir a mejorar la velocidad y eficiencia de los buses, no deben ser vistas como una solución mágica a los problemas de movilidad de la capital. Es esencial que estas medidas se complementen con otras iniciativas que aborden los desafíos estructurales del sistema de transporte, incluyendo la modernización de la infraestructura, la renovación de la flota de buses y la integración de diferentes modos de transporte.
En última instancia, el éxito de este proyecto dependerá de la capacidad del gobierno y las autoridades locales para implementar una visión integral y a largo plazo que realmente responda a las necesidades de los ciudadanos. Solo entonces podremos hablar de un verdadero avance en la movilidad urbana en Santiago.
Fuente: La Tercera