La velocidad de cualquier negocio en la actualidad demanda rapidez en todos los procesos, en la cadena de abastecimiento y sobre todo en el eslabón final de la cadena, la logística. En tiempos de internet y comunicaciones 5G, donde la velocidad es el rey, todos debemos adecuarnos a ese cliente.
Un cliente que cada vez espera menos para recibir lo que compró: lo quiere ya. Sea tanto en un comercio tradicional en forma presencial, como en su operación de compra on line, si el producto que busca no está en la góndola, se perdió la venta. Si el producto que compró con un click desde su celular no tiene la opción de entrega rápida, se perdió la venta. La logística no espera.
La compra de cualquier artículo de forma presencial sigue siendo más rápida que la compra online, en la mayoría de los casos. Para los productos más habituales (comestibles, por ejemplo), es más fácil acercarse al comercio de barrio, que sabemos que puede proveernos lo que necesitamos, en el momento. Pero para los productos que no son de primera necesidad y que, además, es poco probable conseguirlos en el barrio sin tener que recorrer 10 comercios distintos, el comercio electrónico es la solución que están eligiendo cada más habitantes.
En ambos casos, la logística juega un papel fundamental, en todas sus fases. Desde los depósitos de mercadería, el picking de los pedidos, el ruteo, el traslado en camiones grandes hasta las camionetas para el reparto a los comercios y obviamente, todo el factor humano que esto implica.
El aumento del e-commerce ha generado un boom de la logística urbana, como lo indica un reciente estudio del BID, titulado “Logística en América Latina y el Caribe: oportunidades, desafíos y líneas de acción”. Todo cambió. Se crearon muchas empresas a partir de esto, desde grandes depósitos para almacenamiento, hasta miles de depósitos más pequeños para poder cubrir zonas geográficas muy amplias de manera más eficiente. Se idearon empresas de logística especialmente para abastecer servicios de repartos de paquetes a los jugadores más grandes. Se formaron muchas pymes de 10 o 20 camionetas para hacer esos repartos también. Pero esto, recién empieza.
Cada paquete que se vende online, hay que llevarlo hasta un domicilio. Esta definición es un impacto gigante en todo el ecosistema logístico. La demanda se multiplicó por cientos. Y generó un efecto que no se consideró y que, en principio, tampoco se está considerando todavía seriamente. La demanda sigue creciendo en forma mucho más rápida que la oferta de servicios logísticos.
Este problema lo está experimentando, entre otros, un gigante como Amazon, en Estados Unidos. Pero conscientes de esto, desarrollaron una incubadora propia para empujar la creación de nuevas empresas que le brinden servicios de entrega domiciliaria.
En Argentina, la estadística marca, en los últimos 5 años, un crecimiento de más del 500% en cantidad de unidades vendidas, pero esa cifra no es acompañada por la oferta de vehículos utilitarios para hacer esas entregas domiciliarias. De hecho, en promedio, se venden menos vehículos que en los últimos 3 años.
Este problema redunda en la precarización de la industria. Donde se busca “tapar agujeros” de forma desprolija. Los fleteros, aquellos trabajadores que hoy se dedican a repartir estos paquetes casa por casa, sufren esta situación. Se les paga en general un valor muy bajo por paquete entregado, por lo cual están obligados a sobre cargarse y trabajar más de 10 horas por día para lograr un monto diario que les rinda, tienen mucha rotación (es un trabajo muy estresante), no pueden mantener de forma adecuada su vehículo y mucho menos renovar la flota -no existen líneas de crédito accesibles–.
Como se ve, en paralelo con el desarrollo exponencial del e-commerce, no hubo una evolución similar de la logística para el reparto adecuado de esos paquetes. Por eso, aquella pata floja que ralentiza el crecimiento de las ventas on line será, muy probablemente, uno de los sectores que más crecerán en los próximos años, para cerrar dicho proceso de compra a un click.
Fuente: America Retail
Imagen: Semana
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